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RECIMAUC VOL. 7 Nº 2 (2023)
nal y enfermedad cardiovascular, en la que
inciden tanto factores de riesgo tradicionales,
que son los que desde el estudio de Framin-
gham, se utilizan para calcular el riesgo car-
diovascular: hipertensión arterial, diabetes,
tabaquismo, dislipidemia y edad avanzada, y
como factores de riesgo no tradicionales en
la enfermedad cardiovascular inducida por la
uremia: los productos terminales de la glico-
silación avanzada (AGE), el estrés oxidativo,
el óxido nítrico, la dimetilarginina asimétrica,
la homocisteína, el fosfato y el producto fos-
focálcico. (Jorge José & Roiner Carlos, 2021)
Se ha demostrado, la existencia de una rela-
ción inversa entre el grado de función renal
y riesgo de enfermedad cardiovascular. Por
un lado, la disminución del filtrado glomeru-
lar (FG) es testigo de enfermedad vascular
subyacente desde fases iniciales, a su vez,
en los pacientes con ERC la severidad del
daño cardiovascular asociado tiene una re-
lación directa en consonancia con el dete-
rioro del FG, problema que se agrava al ini-
ciar la terapia renal sustitutiva. A medida que
progresa la ERC, progresa el riesgo cardio-
vascular, considerada la primera causa de
morbilidad y mortalidad en esta población.
La relación entre enfermedad renal crónica
y ECV es bidireccional, la presencia de una
potencia la otra, por lo que ensombrece el
pronóstico de supervivencia de los pacien-
tes. Esta relación que existe entre el cora-
zón y los riñones, en la práctica clínica se
muestra en diferentes grados de disfunción
cardíaca y renal, la afectación primaria de
uno de estos órganos resulta, generalmente,
en disfunción o daño del otro. Esto sustenta
el síndrome cardiorrenal, reconocido en la
literatura como una condición caracterizada
por el inicio y/o progresión de insuficiencia
renal secundaria a fallo cardíaco, también
se usa para describir los efectos negativos
de una función renal reducida sobre el co-
razón, al demostrar una relación inversa en-
tre la disminución del FG y la aparición de
efectos adversos CVC, los cuales son más
evidentes cuando el FG cae por debajo de
60 ml/min/1,73 m2. (Díaz et al., 2021)
En un estudio longitudinal en el que se si-
guió a pacientes con distintos grados de
disfunción renal, en etapas II, III y IV, du-
rante cinco años, se observó que 1% de los
pacientes en etapa II y III llegaban a diáli-
sis en los cinco años de observación, pero
que 20% de ellos fallecían por un episodio
cardiovascular antes de llegar a diálisis. De
ahí la importancia de recordar que el hecho
de intervenir sobre el riesgo cardiovascular
no asegura que disminuya la prevalencia
de la enfermedad renal crónica terminal y
que incluso podría aumentar si se logra que
un mayor porcentaje de enfermos con eta-
pas previas de insuficiencia renal puedan
alcanzar la diálisis, al evitar su muerte. De
los pacientes en etapa IV, 45% mueren en el
plazo de cinco años, previo al ingreso a diá-
lisis y sólo 20% de los pacientes ingresan
a diálisis en ese plazo de observación. Es
muy importante recordar que estos enfer-
mos presentan mayor probabilidad de morir
que de ingresar a un programa de reempla-
zo de función renal. (Jorge José & Roiner
Carlos, 2021)
Principales alteraciones cardiovascula-
res en la enfermedad renal crónica
• En los pacientes en diálisis la mortalidad
por infarto agudo del miocardio y otras
causas cardiológicas supera a la de la
población general, independientemente
de la edad.
• El aumento progresivo de la edad es un
factor importante, no modificable, rela-
cionado con el incremento del RCVC.
La edad de los pacientes que entran en
programa de diálisis ha aumentado de
forma progresiva, muchos de ellos, tie-
nen ya daño cardiovascular asociado.
Determinados estudios revelan que la
edad promedio de los pacientes en he-
modiálisis es de 51 años.
• Las arritmias supraventriculares se iden-
tifican como los trastornos de ritmo más
usuales -con mayor prevalencia en pa-
cientes con hipocalcemia-, seguida de
las extrasístoles ventriculares en los
QUIJIJE SCOTT, J. M., SCOTT ÁLAVA, M. M., & QUIJIJE SCOTT, B. A.