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RECIAMUC VOL. 8 Nº 2 (2024)
de desacreditarlos ante la opinión pú-
blica, violentando de esta manera sus
derechos de participación política.
• La difusión generalizada de fake
news o la construcción de realida-
des alternativas, medias verdades y
medias mentiras, simplificaciones o
banalizaciones de algunos conflictos
sociales como, por ejemplo, la violen-
cia de género. Este fenómeno está
contribuyendo al cuestionamiento e,
incluso, a la deslegitimación de algu-
nos derechos ya recocidos legalmen-
te, así como a la escisión entre ver-
dad, ética y política, haciendo cada
vez más difícil la consolidación de
una opinión pública libre y bien infor-
mada que, por otra parte, constituye
la base de una buena estructuración
democrática de la sociedad.
• Las guerras culturales, patrióticas,
nacionalismos excluyentes y protec-
cionismos económicos, populismos,
que cuestionan la viabilidad de dere-
chos legalmente reconocidos, espe-
cialmente, para los sectores más vul-
nerables de la sociedad, que pasan
a ser objeto de un odio socialmente
construido con la intención de re-
chazarlos y convertirlos en enemigos
carentes de derechos. Se construye
una retórica según la cual los dere-
chos son un instrumento patrimonia-
lista en manos de unos pocos.
• Los fundamentalismos (religiosos y/o
políticos), integrismos, neofascismos
y tendencias supremacistas de todo
tipo que anulan la razón ilustrada y la
capacidad de diálogo, apelan a los
sentimientos más innobles e irracio-
nales del ser humano y alientan una
cultura histriónica del odio y la discri-
minación, reforzando la homofobia, la
xenofobia, la legtbiqfobia, las postu-
ras antiabortistas y antieutanasia, así
como la negación de los derechos
sexuales y reproductivos de las mu-
jeres, el matrimonio igualitario y la
educación sexual en las escuelas, lo
cual supone un ataque a la libertad
de conciencia y la igual dignidad de
todos los seres humanos que consti-
tuye la base del discurso de los De-
rechos Humanos.
• La deslegitimación de algunos dere-
chos conquistados legalmente, incu-
rriendo en una cierta despolitización
de los mismos (la despolitización
más evidente es la del derecho fun-
damental al trabajo), vaciándolos de
su condición de categorías políticas,
lo cual genera fracturas en sus ga-
rantías jurídicas y en sus desarrollos.
• El retroceso en la protección de al-
gunos derechos sociales (educación
pública, sanidad, pensiones públi-
cas, …, sometidos en los últimos
años a constantes procesos de pri-
vatización), como consecuencia de la
despolitización del trabajo, y su con-
siguiente pérdida de centralidad en
la estructuración democrática de las
sociedades del siglo XXI, y de la crisis
del paradigma socialdemócrata.
• La poca o inexistente protección de
los bienes comunes de la humani-
dad, por ejemplo, el agua como bien
estratégico y escaso, el aire, los es-
pacios hídricos, la soberanía alimen-
ticia y agroecológica, los parajes na-
turales en general, la educación, la
salud y la información genética.
• La creciente fragmentación y des-
igualdad social, generada endógena-
mente por el propio sistema económi-
co y político y por la implementación
del paradigma neoliberal dominante
en los últimos 40 años en todos los
ámbitos de la vida (a pesar de su ya
evidente fracaso ideológico), que
sigue provocando constantes des-
plazamientos globales de población
migrante, marginación, empobreci-
miento, exclusión social y crisis en la
PROBLEMAS ACTUALES DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES O HUMANOS