
80
RECIMAUC VOL. 7 Nº 1 (2023)
Resultados
Para algunos autores, tener en cuenta el tipo
de arma y las condiciones en que se presentó
la lesión permite pronosticar el riesgo de con-
taminación. En algunos casos, hay evidencia
de que los grupos armados, para aumentar
la mortalidad, contaminan los artefactos ex-
plosivos y las armas de fuego con materia
fecal, motivo por el cual son tan frecuentes
las contaminaciones de las heridas con gér-
menes anaerobios y gramnegativos multirre-
sistentes, que en muchos de los casos obli-
gan a tomar decisiones quirúrgicas radicales
(Cabrera Méndez, Ramírez, Rojas Vargas,
García Gómez, & Villa Bandera, 2017)
Define Kuyigwa (2015; citado por Figueroa
y otros, 2019) las fracturas por proyectil de
arma de fuego se pueden definir como frac-
turas abiertas y complejas en términos de
choque óseo con pérdidas de tejidos blan-
dos. Teniendo en cuenta que la velocidad
del proyectil debe ser mayor a 61 m/s para
poder producir una fractura ósea (Pérez,
2003; citado por Figueroa y otros, 2019).
Este tipo de lesión traumática, dependien-
do de la región anatómica y el segmento
óseo afectado, puede llegar a provocar di-
ferentes tipos de complicaciones como dis-
capacidades, disminuyendo la calidad de
vida del paciente. Una fractura por proyectil
de arma de fuego es una fractura expues-
ta de alta energía con alto grado de conta-
minación, varios estudios según Rodríguez
(2011, citado por Figueroa y otros, 2019)
demuestran que el calor generado durante
el disparo no hace estéril a la bala.
Las Heridas por Armas de Fuego (HAF)
suelen estar asociadas a complicaciones
ortopédicas como fracturas, síndrome com-
partimental, infecciones, parálisis nerviosa,
compromiso de tejidos blandos y puede con-
ducir al deterioro del estado general por la
toxicidad producida por el gran compromiso
músculo esquelético. Todas estas lesiones
necesitan fijación ósea, cobertura antibióti-
ca, profilaxis antitrombótica y una evaluación
de la herida. (Capdevila, y otros, 2022)
Clasicación de las heridas abiertas
La clasificación de Gustilo-Anderson fue pu-
blicada en 1976 y modificada en 1984, hasta
la fecha es más utilizada, organiza las fractu-
ras abiertas en orden de empeoramiento del
pronóstico de acuerdo con el mecanismo de
la lesión, el nivel de contaminación, el daño
de los tejidos blandos y la complejidad de la
fractura. La clasificación original de clasificó
las fracturas abiertas en 3 tipos:
• Tipo I: fractura abierta con una herida <1
cm de largo y limpia.
• Tipo II: fractura abierta con una lacera-
ción> 1 cm de largo sin daño extenso de
tejidos blandos, colgajos o avulsiones.
• Tipo III: fractura segmentaria abierta, frac-
tura abierta con daño extenso de tejidos
blandos o una amputación traumática.
La modificación de1984 dividió las lesiones
de tipo III en 3 subtipos:
• Tipo IIIa: cobertura adecuada de tejidos
blandos de un hueso fracturado a pesar
de la laceración o colgajos extensos de
tejidos blandos, o traumatismos de alta
energía independientemente del tamaño
de la herida.
• Tipo IIIb: lesión extensa de tejidos blan-
dos con desprendimiento perióstico y
exposición ósea. Esto generalmente se
asocia con contaminación masiva.
• Tipo IIIc: fractura abierta asociada con
lesión arterial que requiere reparación.
El riesgo de infección se correlaciona direc-
tamente con el grado de fractura. La tasa
de infección en fracturas de grado I es del
0% al 2%, en fracturas de grado II es de 2%
a 7%, en grado IIIa es 7%, en grado IIIb es
de 10% a 50% y en grado IIIc es del 25%
al 50%. Además, se descubrió que las sub-
clasificaciones de fracturas abiertas de tipo
III son predictivas de infección y necesidad
de amputación. Este estudio creó la base
del manejo moderno de fracturas abiertas,
promoviendo el desbridamiento temprano
JARRÍN VALENCIA, E. D., QUINALUISA ERAZO, C. A., CAMINO GUAÑA, E. G., & TIXILEMA ARIAS, C. M.